La práctica de la meditación nos proporciona calma y serenidad. Pero a veces, cuando estamos estresados o ansiosos, sentarse a meditar nos cuesta mucho más. Nuestra vida cotidiana está llena de movimiento y actividad y puede que, en algunos momentos, estemos necesitando otra forma de permanecer conscientes y tranquilos utilizando el movimiento. La práctica de la meditación caminando puede ser el paso transitorio entre nuestra estresada vida cotidiana y el reposo estático de la meditación sentados. Es decir, unos minutos de meditación caminando puede ayudarnos a vencer la energía de la agitación, luego podremos practicar, con mayor provecho la meditación sedente.
Para llevar a cabo esta práctica, necesitamos un lugar privado con espacio para caminar en línea recta entre cinco y diez pasos.
- Comienza quedándote de pie durante un minuto aproximadamente, en una posición atenta, con los brazos delante, detrás o extendidos a ambos lados. Inspira y levanta el talón de un pie y apoya, al espirar, hasta tocar el suelo. Luego repite el mismo proceso con el otro pie. Avanza muy lentamente hasta el extremo opuesto, permanece de pie durante unos instantes antes de volver sobre tus pasos y repite el mismo proceso.
- Debes mantener la cabeza erguida y el cuello relajado. Mantén los ojos abiertos para no perder el equilibrio, pero sin mirar a nada en especial. Es probable que, al comienzo, experimentes ciertas dificultades con el equilibrio. Estás utilizando los músculos de las piernas de un modo en el que no estás acostumbrado. Cómo todo, requiere un periodo de aprendizaje. Si experimentas frustración, simplemente obsérvala y déjala ir.
- Camina de manera natural al ritmo que más cómodo te resulta sin prestar atención al entorno.
- Observa las tensiones que se acumulan en tu cuerpo. Intenta relajar esas zonas apenas tomes conciencia de ellas. Presta toda la atención a las sensaciones procedentes de las piernas y de los pies. Trata de captar toda la información que puedas sobre el movimiento de cada pie.
- Sumérgete en la sensación pura de caminar y percibe todos los matices sutiles del movimiento. Siente como se mueve cada músculo.
- Experimenta hasta la más pequeña variación de la sensación táctil en el momento en que tu pie toca el suelo y en el momento en que, seguidamente, se levanta de nuevo.
- Advierte el modo en que esos movimientos, en apariencia suaves, está compuestos por una compleja serie de pequeños impulsos. Trata de no pasar por alto ninguna sensación.
- Cuanto más consciente seas de la gran cantidad de eventos sutiles que están implicados en el movimiento, menos espacio quedará para las palabras y más fluida y profunda será la conciencia de tu movimiento. Los pies pasan a ser todo tu universo.
- Cuando tu decidas, puedes dirigirte al sitio de partida y disponerte, bien a efectuar la meditación sedente, o bien a finalizar la meditación. En los dos casos, quédate durante al menos un minuto, de pie, centrando tu atención en la respiración y en las sensaciones de tu cuerpo.
- Si has elegido seguir meditando, puedes pinchar en este audio de meditación en las sensaciones del cuerpo mientras respiras y seguir con la práctica. También puedes pinchar en este enlace si quiere información sobre nuestros cursos de mindfulness.
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