Procrastinación: ¿Por qué dejamos las tareas para mañana?

La procrastinación es la acción o el hábito de posponer la realización de actividades o situaciones importantes, sustituyéndolas por otras irrelevantes o más agradables.

Lo hacemos por diferentes motivos.  Unas veces porque la tarea nos resulta aburrida, pesada o simplemente no nos apetece hacerla. Es normal querer relajarse y evitar tareas poco apetecibles. Pero en ocasiones, la postergación de las tareas importantes ocurre porque tenemos miedo a no hacerlo bien y tenemos el miedo al fracaso.

  1. Procrastinar porque considero las tareas desagradables o pesadas.

A veces la dejamos para después tareas que nos resultan aburridas y pesadas como por ejemplo las tareas burocráticas, o doblar la ropa y colocarla en el armario, otras veces porque no nos apetece hacerlo. Es normal que a veces nos dejemos tareas para después para poder relajarnos. Postergar estas tareas no significa ningún tipo de problema, a no ser que nos termine provocando estrés porque no hemos cumplido con nuestras obligaciones, es entonces cuando la procratinación empieza a convertirse en un problema.

Si eres de los que deja habitualmente cosas importantes para mañana porque no te gustan, prueba a analizar la emoción que subyace a tu resistencia. Evitamos pensar en esas tareas no deseadas porque nos hace sentir incómodos.

Existe una alternativa: Permítete  sentir las emociones totalmente humanas de desagrado y evitación con una actitud de autocuidado y de aceptación. Permítete llegar hasta el fondo de la sensación de miedo o letargo o lo que sea que te produce el hecho de pensar en esa tarea.

¿Sientes las emociones en tu cuerpo de manera consciente y sin críticas?

Reconoce que son momentos de sufrimiento, aunque sea a pequeña escala.  Todas tus emociones merecen ser sentidas y validadas. Cuando te brindes ese consuelo que buscas, probablemente bajará tu resistencia a ponerte en marcha.

  1. Procrastina por miedo a fracasar

A veces, las emociones subyacentes a la postergación habitual son más profundas. Si la tarea es importante (como por ejemplo, el Proyecto de Fin de Grado o un proyecto importante en el trabajo, etc.), nos inunda el miedo a la posibilidad de fracasar:

Los sentimientos de miedo que surgen cuando pensamos en abordar el proyecto, y los de inutilidad cuando pensamos en un posible fracaso, pueden llegar a superarnos.

De nuevo, cuando no queremos que las emociones desagradables nos inunden, postergar es un método muy habitual para mirar hacia otro lado. A veces, nuestro subconsciente intenta sabotearnos de manera que si fallamos, podemos evitar sentirnos inútiles atribuyendo el fracaso a que no hemos tenido tiempo suficiente para hacer bien el trabajo. Si este es nuestro patrón habitual, podría limitar seriamente el alcance de nuestro potencial.

Recuerda que todos fracasamos a veces, que es parte de nuestra condición humana. Cada fracaso es una oportunidad para aprender. Adopta una actitud de autocuidado y comprométete a ser amable, cariñoso y comprensivo contigo mismo,  autocrítico. Aprende a gestionar la autocrítica. Cuida a ese niño asustado que llevas dentro, asegúrale que estarás ahí siempre con él. Ya nunca más estará solo. Y después, intenta dar el paso. La peor parte de una tarea difícil suele ser la de reunir las fuerzas para empezar.

Si tienes dificultades, si sueles procrastinar tareas importantes y ves que necesitas ayuda profesional, puedes llamarnos al Tlf 628 99 47 08 o pinchando en este enlace de contacto.

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *