El divorcio es proceso que puede durar meses, incluso años y para algunos no acaba nunca, siendo una de las experiencias más estresantes y dramáticas a las que puede enfrentarse un niño. A consecuencia de la separación el niño se va a ver privado de la presencia diaria de uno de los progenitores, generalemente el padre, además y debido a los cambios en la situación económica familiar, el niño se verá en algunos casos oblidado a cambiar de colegio, de domicilio, etc, con la consiguiete ruptura con amigos, compañeros, profesores, etc.
Cada niño responde a esta situación con comportamientos y emociones diferentes. Dependiendo de la edad, la capacidad de adaptación y la actitud de los padres podemos encotrar:
- Niños que presentan problemas de adaptación social con trastorno de ansiedad y agresividad o que manifiesta tristeza, depresión y/o culpa.
- Niños con buena adaptación social pero con actitudes manipulativas y oportunistas que favorecen los conflictos entre los padres para provecho propio.
- Niños con buena adaptación social y emocional.
Es importante que los padres tomen conciencia de que deben adoptar actitudes positivas evitando en lo posible las actitudes negativas que tanto perjudican a los niños, llegando a originarles trastornos de conducta y agresividad, irritabilidad, culpabilidad y conflictos de lealtad, disminución del rendimiento escolar, trastornos emocionales y problemas de adaptación en general.
¿Qué actitudes tomar?
1.Actitudes hacia el niño:
- Debe saber que seguirá siendo cuidado, que aunque los padres no vivan juntos va a seguir obteniendo de ellos su protección y cariño.
- Saber que su padre seguirá con él aunque no viva en la misma casa.
- Dejarle claro que él no tiene la culpa, que el divorcio ha sido decisión de sus padres y que él no puede hacer nada para impedirlo.
- Debe tener el «permiso» para querer a los dos padres.
2.Actitudes positivas entre los padres:
- Evitar enfrentamientos entre los padres y que nunca surjan en presiencia de los hijos.
- No realizar críticas hacia el padre ausente en presencia de los niños.
- Limitar en lo posible los cambios en la rutina familiar.
- Mantener siempre la relación entre los niños y el padre ausente.
- Cuidar la salud física y psicológica de los padres. Si es necesario, buscar ayuda para adaptarse.
3.Actitudes negativas entre los padres:
- Prolongar los conflictos y peleas de antes del divorcio.
- Originar numerosos cambios familiares si no es extrictamente necesario (casa, colegio, sueño, comidas, horarios, etc).
- Elevada conflictividad de los padres tras la separación (juicios, denuncias, policía, abogados, etc).
- Ausencia física o emocional de alguno de los padres.
- Permisividad excesiva para compensar el sentimiento de culpa.
Como padres deberemos mostrar un fuerte compromiso hacia los hijos, cooperando el uno con el otro y adoptando una actitud de unión por le niño. Parece dificil pero no es imposible.
Pilar Hernández Sánchez
Psicóloga Clínica
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